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El placer de dejarse engañar por la literatura

Les coses que-y presten a Fran/ Las cosas que le gustan a Fran no es un libro al uso para el mundo infantil, si se puede hacer esta afirmación de algún libro. Y no lo es, no porque trate un tema que normalmente no tratan los libros dirigidos a este público, la homosexualidad, si no por la forma en que lo hace. Se trata de una historia de amor deliciosamente contada, en la que la autora nos engaña conscientemente a lo largo de todo el relato para que nuestra mente- la de los adultos seguramente y no la de los niños- se deje llevar por lo que consideramos normal, desvelando sólo  al final que Fran es Francisca y no Francisco.

La forma de contarlo a través de la voz de la hija de las protagonistas es, sin duda, un acierto; no solo por la naturalidad y satisfacción con que lo enfoca, sino porque imprime más normalidad a la historia. La mente infantil no juzga, es inocente, no tiene prejuicios ni estereotipos. Somos nosotros, los adultos, los que poco a poco se los vamos creando en éste y en multitud de temas más y en el caso de este relato la autora, a través de sus letras, no adoctrina ni busca moralejas: simplemente cuenta y eso se agradece.

imagen libros fran

Les coses que-y presten a Fran. Berta Piñán; il. Lucia Bande.  Editorial Trabe (edición en asturiano)

Las cosas que le gustan a Fran. Berta Piñán; il. Antonia Santolaya.  Editorial Hotel Papel.

 

Ana Nafría

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Poetas invisibles

El libro negro de los colores es un libro negro en el que sólo destaca el texto en caracteres blancos. Eso es lo que vemos. Pero al tocarlo nos damos cuenta de que hay mucho más. Porque el texto aparece también en Braille y, en la página siguiente, las ilustraciones en relieve nos muestran un mundo plagado de colores que percibimos a través de nuestros dedos.

Y es que el narrador, Tomás, es un niño ciego que no puede ver los colores. Estos son para él miles de sabores, olores, sonidos y emociones. Y así se lo cuenta a su amigo y a cualquier lector que se acerque al libro.

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La obra, que nos brinda en España Libros del Zorro Rojo, es maravillosa, una auténtica joya que ha ganado numerosos premios como el New Horizons en la Feria del Libro de Bolonia.

Yo conocía el libro desde hacía tiempo, pero nunca lo había enseñado en clase.

Lo hice el otro día, con muy pocas expectativas, francamente.
Decidí llevarlo a mi grupo de 1º de ESO, porque es el menos numeroso (once alumnos) para que así pudieran verlo más a gusto y tocarlo todos, aunque estaba convencida de que no iba a sacar ningún pensamiento interesante de aquellas cabezas, preocupadas siempre de cualquier cosa que no fuera escucharme a mí. Me equivoqué.

Miraron el libro, lo manosearon, gritaron… Les propuse ayudar a Tomás en su descripción de los colores, añadiendo alguno que no apareciera allí.

La mitad de ellos adoptaron una postura muy intelectual, chupando el boli y poniendo cara de estar muy concentrados. La otra mitad, se levantaba y gritaba preguntas y comentarios (“¿Cómo se llama ése que toca lo que vimos en música?”, “Jo, no se me ocurre ningún otro color…”, “¿El verde está?”).
No quise ir leyendo lo que escribían.

Después de un tiempo razonable, dije “Hale, ya, a ver qué habéis escrito”, y me agarré a la silla dispuesta a oír naderías. Y lo que oí fueron cosas como estas:

–          El naranja es ácido como la fruta y el cielo al atardecer.

–          El violeta es divertido como una voltereta.

–          El rosa es dulce como el algodón de azúcar.

–          El granate suena como el chachachachán de Beethoven.

–          El gris es como la niebla, desperdigado por el cielo, perdido, sin saber adónde ir.

Definitivamente, la Poesía es omnipresente y vive en cualquier parte. En un pequeño instituto, en 1º de ESO, se esconden, camuflados y de incógnito, once poetas.

Emma C.

El libro negro de los colores. Menena Cottin y Rosana Faria. Editorial Libros del Zorro Rojo, 2010.Image