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MANZANAS ROJAS

manzanas rojas

Manzanas rojas

Luis Matilla

Ilustraciones de Federico Delicado

Editorial Anaya

Manzanas rojas es una obra de teatro breve dirigida a alumnos de secundaria por su temática compleja, aunque el argumento es simple. Dos niños son amigos pero viven en contextos diferentes, a pesar de encontrarse en un mismo territorio en guerra: uno vive en la parte pobre y otro en la parte rica. Cada familia representa las ideas de cada uno de los territorios enfrentados y los niños tienen una amistad ajena al conflicto. Ellos solo saben que se divierten juntos y su relación no se ve enturbiada por la situación política.

La obra se ubica en un contexto real: la guerra entre Palestina e Israel. Se trata de una zona fronteriza afectada todo el tiempo por en conflicto bélico. Los niños normalizan el ruido de las bombas, aprenden a huir de los soldados armados que constantemente amenazan su integridad física y conviven a pesar de los requerimientos de su familia de alejarse el uno del otro. Su separación real se produce cuando algo físico los aísla e impide que puedan estar juntos.

La información sobre lo que están pasando los personajes es muy breve y a veces simplemente se intuye con algún elemento que surge en segundo plano. Por eso, antes de empezar tienen un listado con la descripción de los personajes, la imagen de cada uno de ellos, el decorado, la música y la iluminación. Además, al final del libro hay un apartado de acotaciones de cada escena que permiten saber cómo debe actuar el personaje y unas sugerencias de lectura e interpretación.

La obra nos permite hablar de muchos temas de actualidad y, además, al ser tan breve, podemos leerlo en voz alta en clase. Cada alumno puede convertirse en uno de los personajes, lo que les hace mucha ilusión. Muchas veces el problema es no satisfacer a todos por falta de personajes, aunque se intenta solucionar haciendo turnos. Y el leerlo en voz alta hace que la entonación cambie completamente. En una obra de teatro no podemos leer como si fuera un texto, debemos interpretar a los personajes y esto les cuesta muchísimo. Hay alumnado que tiene facilidad para darle una entonación diferente, otros no son capaces y leen como si fuera un texto narrativo, pero escucharse en voz alta les ayuda a trabajar esos aspectos.

Manzanas rojas les permite reflexionar sobre temas que no se habían planteado nunca porque no están en una situación similar a los protagonistas. Les hace abrir sus ideas y ser más partícipes de lo que ocurre a miles de kilómetros de su casa. La situación de los protagonistas les sirve para pensar que hay personas que se encuentran en peligro, que viven con miedo y que carecen de todas las comodidades que tienen ellos. Además, hay elementos simbólicos que tienen que descubrir, a los que tienen que dar significado y que cada uno entiende de una manera distinta. Cuando llegan al final, siempre hay un silencio porque no descubren el desenlace. Le dan vueltas pero, en muchas ocasiones,  tengo que explicárselo yo porque a ellos les cuesta entenderlo. Y, después, llega el debate. Todos quieren dar su opinión porque no les parece justo, porque no comprenden qué ha pasado con cada personaje, porque el final llega sin una conclusión clara y la última escena les resulta demasiado simbólica. Está claro que el libro no les ha encantado porque su finalidad no es divertir, pero les ha servido para reflexionar, para darle otro sentido a sus ideas, para ayudarles a definir conceptos sobre los que antes no habían pensado. Y, al mismo tiempo, todos quieren aportar su final, son incapaces de dejarlo como está, necesitan rellenar los huecos que faltan. Necesitan el desenlace para sentir que el libro ha acabado. Entonces, la imaginación fluye y hemos conseguido lo que buscábamos.

Clara Navarro

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EL ABISMO

El abismo

Neal Shusterman

Anaya

Esta novela transcurre en dos escenarios diferentes. Por un lado, navegamos en un barco extrañísimo, con personajes muy peculiares que por lo general producen pavor; se nos habla de dos criaturas marinas terribles, de origen literario (una enorme ballena blanca, un calamar de dimensiones gigantescas); nos paseamos por diferentes lugares del barco que cambian misteriosamente de un momento a otro… Por otro lado nos encontramos en un sanatorio mental, con un montón de jóvenes ingresados buscando el camino de su recuperación. Ambas situaciones están entrelazadas, pero lo meritorio no es que el autor haya conseguido mezclar los dos hilos en una historia que se sostiene: lo bueno es que la forma de enredarse los dos no deja de ser sino un camino para conocer el cerebro “estropeado” del protagonista.

Nuestra comprensión del texto se afianza cuando él mejora y consigue entender las cosas que sueña o vive; altera la narración y su ritmo de acuerdo con la medicación que toma y se recupera cuando el delirio parece llegar al clímax y resolverse, a su manera.

Es muy sorprendente que el autor se atreva a llevar nuestro desconcierto mucho más allá de lo esperado. Hay otras narraciones que por su originalidad o extrañeza nos mantienen fuera del círculo de la comprensión un tiempo, pero pasado un determinado número de hojas, todo se aclara gracias a una explicación más o menos extensa. No esperéis eso en este título: la locura no se comprende, y este libro tampoco del todo, pero ese desconcierto que nos hace sentir amplía nuestra visión del mundo y nos hace más empáticos.

Casualmente, al poco tiempo de esta lectura comencé otra que me ha parecido maravillosa: El verano sin hombres, de Siri Hustvedt. La protagonista es abandonada por su marido y sufre tal presión que su primera respuesta es un ataque de locura transitoria. La historia no gira en torno a este ataque, pero sí se aborda lo que la protagonista siente al perder el equilibrio mental. Curiosamente los dos libros coinciden en una misma cosa: el miedo terrible que acompaña a los enfermos de esquizofrenia de perderse para siempre en el mar de la locura, de no saber regresar. Creo que, siendo este un libro para un público adulto, me vi muy seriamente beneficiada por la lectura previa de El abismo. Qué cosas ¿no?

Lorena

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VERNE Y LA VIDA SECRETA DE LAS MUJERES PLANTA y ESCARLATINA, LA COCINERA CADÁVER

Ledicia Costas

Editorial Anaya

Existen mujeres planta y éstas que nos van a presentar viven en Vigo. Son seres originales, con un alma separada que tiene forma relativamente antropomórfica de tamaño diminuto, y al morir se transforman en árboles. Existen además guardianes de esas mujeres planta, que conocen el secreto y se encargan de velar por su seguridad. Y un mapa y un bosque escondido a donde deben ir cuando la transformación se acerque. En principio, es exactamente el tipo de novela que me gustaría. Además es muy lírica en sus descripciones, muy vívida a la vez, con una acción bastante rápida y personajes interesantes.

Pero tiene ciertos defectos que deberían pulirse. Es un libro que encajaría bien en los primeros cursos de Secundaria, y no es extenso ni extremadamente enrevesado, pero la consecuencia de esta brevedad es que van surgiendo explicaciones de forma intempestiva, algo improcedentes. Y lo de Verne no sé cómo tomármelo. Ni lo del Nautilus: no sé a cuento de qué tiene que pasar por Vigo el escritor buscando a las mujeres planta. En fin, hay una narración entretenida, con recursos muy lucidos y algunos defectos que es probable que no lo sean para determinados lectores.

Escribí el párrafo anterior hace unos meses, pero no me había quedado a gusto: una escritora muy premiada, bien editada… No me apetecía ser yo la que pusiera la pullita, como si no fuera capaz de apreciar lo cercano. Leí entonces Escarlatina, la cocinera cadáver, y debo decir que mucho mejor. Ya no tiene como destinatario natural a los alumnos de Secundaria, sino claramente a los últimos cursos de Primaria, y ofrece una historia entretenida, con aventuras de guion esperable e infalible y con un protagonista que no deja de recordar ligeramente a Manolito Gafotas: no es un superhéroe y lo sabe, entiende lo que pasa en su casa hasta cierto punto y es muy sincero en sus apreciaciones. Le distingue, eso sí, su aspiración: quiere ser cocinero. Es así como Escarlatina llega a su vida: es una niña muerta a la que tiene que reconstruir y que puede enseñarle sus recetas, pues murió hace mucho tiempo, cuando era cocinera en una casa rica. Conocemos gracias a ella el mundo de los muertos, muy animado, con un aire innegable a tradición mejicana, donde los muertos pueden hacer cosas que hubieran deseado en vida,… aunque como toda sociedad, con sus propios problemas. Para poder ayudar a Escarlatina, los dos niños tienen que preparar un plato que guste por igual a vivos y muertos; y ahí está lo difícil, porque los muertos comen verdaderas guarrerías (ojos podridos, patas de bichos,…dejad volar vuestra imaginación). Me quedo con la duda de por qué el protagonista acepta tan rápidamente una tarea tan difícil, pero es una historia original y bien escrita, que a los chavales les va a encantar.

Lorena

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EVERLOST

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Everlost

Neal Shusterman

Ed. Anaya

 

Everlost es el mundo de los niños muertos que no han llegado a donde debieron ir. A pesar de que este inicio recuerda a series de televisión malejas, la verdad es que la historia es muy interesante y original. Descubrimos Everlost a través de unos niños que acaban de morir pero sorprendentemente siguen en el mundo de los vivos, si bien les supone un esfuerzo tremendo. Sus ambientes propicios son aquellos que también están muertos: barcos hundidos reflotados, mataderos, las Torres Gemelas… Y como no son pocos los niños en esta situación tenemos diferentes sociedades y maneras de aceptar el destino, que es lo más interesante de la novela. Porque las almas verdes tienen un destino terrible: olvidarlo todo, olvidar las sensaciones, incluso a ellos mismos, incluso su nombre.

La novela se estructura en cuatro partes bien diferenciadas. La primera, el descubrimiento de qué es estar no muerto, ser una neoluz y todas sus características, es para mi gusto la más aburrida. La segunda parte nos descubre a Mary, reina de los escocidos, un personaje perturbador y dulce, pero hondamente terrorífico. La tercera tiene que ver con un monstruo espantoso y cruel, el McGill, que resulta que da menos miedo que Mary, a pesar de su deformidad y de su profunda crueldad. Y la última parte es la que da sentido a todo lo anterior: los detalles encajarán y la historia tendrá por fin una solución que se atisbaba imposible.

Aunque es original y muy entretenida, presenta algunos fallos en su construcción: hay algún elemento de ese universo fantasmal que aparece de repente de la nada para convertirse en factor determinante de la historia y que le roba mucha verosimilitud, y la solución final, especialmente en lo referente al McGill, es un poco atropellada. Es Mary, de lejos, quien corona el libro y merece aparecer junto con la madre de Psicosis en cualquier lista de personajes malévolos que se nos ocurra perpetrar.